Oviedo se muere





 
 El viejo Trujín o El Guanal  --Oviedo--, fue declarado municipio de la provincia Pedernales el 16 de diciembre de 1957, mediante la Ley 4815. Pero medio siglo después solo sabe de atrasos e indiferencia estatal.

Las ha pasado todas desde que existía a orillas de la laguna. Y desde que hubieron de trasladarlo al lugar actual a causa de los estragos del ciclón Inés del 26 de septiembre de 1966. 
275 kilómetros al suroeste de la capital, a 60 del municipio cabecera, ese Oviedo dominicano semeja un gueto de empobrecimiento continuo dada la carencia de medios de producción que trasciendan la agricultura y la agropecuaria artesanales.
Esta comunidad de 11 mil habitantes, con una galopante emigración provocada por el desempleo (ahora amenazada por el narcotráfico, el consumo de drogas y los robos) cumplirá en diciembre 58 años de quejas y reclamos. No hay oídos para ella, tal vez porque sus métodos de lucha no apelan al desorden, el único idioma que entienden los funcionarios-políticos.
El gobierno le construyó un liceo. Pero poco tiempo después fue abandonado por estudiantes y personal docente y administrativo. ¿La razón? Miedo. Los vicios de construcción no tienen parangón. 
En pleno siglo XXI carece de un acueducto. Se abastece de agua de pobre calidad a través de una serie de pozos. Pero ni siquiera eso resulta efectivo; las bombas sumergibles deberían echarlas a un vertedero de hierros viejos. Agua mala… enfermedades hídricas.
La clínica no es clínica. Es una casa vacía –o casi vacía--, sin el equipamiento ni los médicos requeridos para un conjunto de personas que, cuando se enferma más allá de una gripe, corre alto riesgo de morirse recorriendo kilómetros camino a la metrópoli, donde algunos hospitales funcionan.
El gobierno le construyó un liceo. Pero poco tiempo después fue abandonado por estudiantes y personal docente y administrativo. ¿La razón? Miedo. Los vicios de construcción no tienen parangón. Parece que lo edificaron con saliva. Y ahora, ante los oídos taponados de la autoridad, solo ha quedado el camino de recibir clases en unos calurosos galpones de madera y zinc. Tres años bajo esa humillación, y nada. Los estudiantes de allí son héroes, dignos de un reconocimiento nacional.
Vivir en la frontera es morirse cada día, y Oviedo nació allí, en la ribera de la laguna Trujín. Morirse cada día porque esa zona solo cuenta como historias periodísticas descontextualizadas cuando crecen las eternas tensiones con Haití. Fuera de ahí, no existe. No es casual que parezca un pueblo fantasmal, pese a que –con poca cosa--  se podría convertir en “una tacita de oro”.
Paradójico, porque esta comunidad otrora productora de algodón y maní, durante muchos años ha tenido influyentes en el Estado. Queda, nada más, que el presidente Danilo Medina escuche el clamor de estos seres humanos. Y sin postergación. 
Fuente 7dias.com.do

1 comentario:

  1. TANTO EL MUNICIPUIO DE OVIEDO, COMO EL MUNICIPIO DE PEDERNALES DEBEMOS DARLE UN APOYO ROTUNDO A ESTE MAGNIFICO TRABAJO DE NUESTRO HERMANO TONY PÉREZ. ES CIERTO LA SITUACIÓN DE NUESTRO MUNICIPIO DE OVIEDO ES ALARMANTE Y DESGRACIADAMENTE EL GOBIERNO NO ESCUCHA EL CLAMOR DE ESTE LABORIOSO PUEBLO.

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